Boombox (2009)

Boombox (2009)

SIZE 120x80x80 cm
TECNIC Black pigment, amplifier and speakers

Boombox is an audio window connecting the sound landscape of Goya's birthplace in Fuendetodos with his house during his exile in France, currently home of the Instituto Cervantes in Bordeaux.

“les cris des hommes se mêlent au cri strident des câbles“

Eneida de Virgilio (Libro 1, 87)

Traducción de André Bellesort

¿Cuánto tarda un paisaje sonoro en borrarse de nuestra memoria?

¿Cuánto tarda en desaparecer la huella de un sonido?

El artista aragonés Enrique Radigales (Zaragoza, España, 1970) presenta el proyecto Boombox, una ventana auditiva que conecta el paisaje sonoro de la Casa Natal de Goya en Fuendetodos con su casa en el exilio francés, actual sede del Instituto Cervantes de Burdeos.

Para este proyecto se ha recogido el paisaje sonoro de la casa natal de Goya, el sonido de sus dependencias, el bullicio de las calles de Fuendetodos desde una de las ventanas, o incluso el escenario sonoro de una de las habituales visitas guiadas, para que una vez editado se emita desde una estatua sensible (1) situada en la sala de exposiciones del Instituto Cervantes de Burdeos.

Un trayecto sonoro de 575 kilómetros que reflexiona sobre la velocidad de la tecnología y como ésta ha mutado el carácter efímero del sonido con sus implantes modernos de memoria digital. Una ilusión acústica que en el caso de Goya se desvanece en un eco sonoro o “ruido en la cabeza”, como diría él mismo, que resuena de fondo en todos sus grabados de la serie “Los Caprichos”.

Boombox es una estatua sensible que utiliza la edición sonora para que una vez amplificada, construya paisajes con pigmento negro. Una herramienta pictórica que en este caso hace visible las vibraciones sonoras y las traduce en un paisaje afectado por el sonido de la memoria.

El paisaje sonoro de la casa natal de Goya ocupa las instalaciones de su casa en el exilio, una actualización y/o invasión acústica que además podemos “imprimir” visualmente.

(1) El filósofo Étienne Bonnot Condillac (1715-1780) consideraba a las personas sordas “estatuas sensibles” o “máquinas ambulantes”, aunque después de asistir a las clases del abate De l’Epée pasó a ser un converso y aportó el primer respaldo filosófico al método y lenguaje de señas.