Del Testaccio al pappagallo (2020)

Del Testaccio al pappagallo (2020)

SIZE 310x322x297
TECNIC Aluminum profiles, wood.

Inicialmente este proyecto pretendía examinar y clasificar la biología que habita en la construcción artificial del Monte Testaccio a través de un método taxonómico propio. Graficar y pensar la post-biología sésil de esta montaña artificial y sus interacciones bio-geo-físicas: hongos, raíces, garrapatas, aves, semillas, restaurantes, hojarasca, suelo, la dinámica del bosque, la humedad, el sustrato cerámico, las discotecas, la evaporación del agua...

Desde entonces y a lo largo de mi estancia en Roma he frecuentado repetidamente este promontorio cerámico, recogiendo muestras de su perímetro, fotografiando sus sedimentos o grabando el sonido metálico de su superficie. Esta colina artificial se convirtió para mi investigación en un icono antrópico que nos mostraba cómo la técnica y la ingeniería de su época podían liderar con eficacia la gestión de los desechos romanos. Un legado de compromiso que choca frontalmente con las actuales crisis medioambientales, y que evidencia la falta de una eco-planificación a largo plazo de nuestro actual modelo de expansión y crecimiento.

Parte de esa investigación que me ocupó el primer mes de octubre tenía que ver con la actual crisis de gestión de la basura y la aparición de vertederos ilegales en la ciudad de Roma. Sin duda alguna, uno de los ejemplos de esta crisis que sufre la ciudad es el vertedero de la Malagrota. Este vertedero situado a las afueras de Roma tiene una extensión de 230 hectáreas, el más grande de Europa, y permanece cerrado desde 2013 por motivos medioambientales.

El residuo poco a poco se apropió del espacio común de esta investigación, anidando y convirtiéndolo, más que un relato taxonómico, en un nido geológico y psicomedioambiental.

Pero de forma simultánea a esta investigación sobre el Testaccio estaba sucediendo algo que podía observar desde la ventana de mi estudio en la Academia:

4/10/2019.

Esta mañana he pasado un rato mirando las cotorras desde la ventana del estudio. Vuelan desde el magnolio al aligustre dejando una estela verde chillón que contrasta con la pátina ocre de la casa del embajador. Aquí los llaman pappagalli y parecen tener claro su recorrido, en línea recta de un árbol a otro, en contraste con otras aves acunadas por la brisa. Todo se mueve con un compás invisible, la copa del ciprés, la enredadera del muro, hasta la ropa tendida parece no resistirse. Solo los tonos exóticos del pappagallo rompen la cadencia del entorno.

Fuera de toda expectativa, un nuevo icono antrópico acababa de entrar por la ventana. El pappagallo, como el Testaccio, pueden considerarse iconos antrópicos invasores; las ánforas del Testaccio fueron cocidas con tierra bética y transportadas desde el Mediterráneo configurando la única montaña española en Italia. El pappagallo llegó a Italia desde Latinoamérica a través de las exportaciones de aves exóticas en los años 70 y se estableció en la ciudad debido a su capacidad de adaptación. Construyen nidos desplazando a otras especies locales, alterando el ecosistema de la ciudad. Como el promontorio del Testaccio, que altera el horizonte de un barrio con una topografía geológicamente plana.

Si bien el término Antropoceno define una era geológica que afecta y significa a nuestra contemporaneidad, encontramos en el título de este proyecto, “Del Testaccio al pappagallo”, un localismo que define en términos del Antropoceno una situación de crisis local.

Texto para la exposición Processi 147 en la Real Academia de España en Roma.